Olvídate de la típica “operación
bikini”, cuidar nuestro peso es mucho más que eso pues de ello
depende la salud. La acumulación de grasa corporal, sobre todo a
nivel abdominal, está relacionada con riesgo de padecer múltiples
enfermedades como la diabetes, el síndrome metabólico, enfermedad
cardiovascular, etc. Pero obviamente, además, es importante mantener
nuestro peso ideal nos va a permitir mantenernos en buena forma y
sentirnos bien a todo nivel. De lo que se trata es de conseguir una
proporción adecuada entre nuestra masa muscular y masa grasa,
manteniendo o aumentando la primera y evitando que la segunda aumente
en exceso. Y si estás intentando adelgazar o mantener tu peso, la
dieta, además de la actividad física y otros factores, es muy
importante, así que escoge las opciones más adecuadas para
conseguir tu objetivo, independientemente de que estés en casa o
vayas al restaurante. Vamos a este segundo caso, si comes fuera por
trabajo o simplemente te apetece salir, aquí tienes unos consejos.
Cuando estés delante de un menú o una
carta, busca las opciones más saludables, como las verduras,
ensaladas o legumbres de primeros o los pescados o carnes blancas de
segundos. También es importante escoger los platos preparados con
menos aliños, salsas o grasas. En general, cuando estemos ante los
platos que nos ofrece un establecimiento, lo único que tenemos que
hacer es escoger adecuadamente de manera que lo que vayamos a tomar
en su conjunto sea lo menos calórico posible. Pero, ¿cómo podemos
conseguirlo? Escoge siempre los platos que:
- Tengan alimentos vegetales (ensaladas, verduras, legumbres, o acompañamientos de verduras o ensaladas)
- Estén hechos con pocas grasas (evitando salsas, fritos, carnes rojas y derivados)
- Hayan sido cocinados al horno, papillote, wok, vapor, brasa, cocidos o plancha
- Sean sin azúcares añadidos o con el menor contenido de azúcares posible
También es importante cómo combinamos
los platos, podemos combinar una ensalada o una verdura de primer
plato con un segundo a base de pescado, carne blanca o incluso pasta
o arroz. La idea es que si escogemos un plato principal más
calórico, el primero sea algo ligero, idealmente una ensalada. Para
las cenas fuera podemos aplicar el mismo criterio aunque sería ideal
combinar una verdura o una crema de verduras con un segundo proteico
a base de pescado, carne blanca o huevo, evitando platos de pasta,
arroz u otros demasiado ricos en hidratos de carbono o grasas. Y,
¿para postre? Lo mejor aquéllos basados en frutas, yogur, cuajada o
quesos bajos en grasa (queso fresco, mató, etc).
Vamos un poco más allá, imaginemos
que llegó el fin de semana y salimos de tapas. Entonces podemos
apostar por las más sanas y ligeras como por ejemplo los pimientos
de padrón, los champiñones u otras setas, las alcachofas, los
espárragos, las aceitunas, los pepinillos, los berberechos, los
mejillones, las navajas, los boquerones en vinagre, etc. Y, ¿para
beber? Podemos tomar una copa de vino pero, si queremos disminuir las
calorías al máximo, podemos beber cerveza sin alcohol, tónica,
agua con gas, agua mineral o refrescos sin azúcar.
La idea es que cuidar nuestro peso no
significa que no podamos disfrutar de alimentos y platos atractivos,
aunque sí saber escoger los alimentos o platos en función de su
contenido calórico. Los excesos siempre pasan factura y toda energía
consumida y no gastada, va a los depósitos, normalmente en el
abdomen. De todos modos, esto no significa que nunca podamos tomar
algo más calórico, en un día o una ocasión especial podemos hacer
una excepción, pues lo que influye más a largo plazo es lo que
hacemos en el día a día. La idea general es no perder el objetivo
de cuidar la salud en nuestra rutina, sea la que sea.
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