La Dieta Mediterránea fue nombrada en 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este alto reconocimiento parece que va en contra de la tendencia actual, en la que nos alejamos de este tipo de alimentación tan valiosa. Se
hace evidente que en las últimas décadas, los hábitos alimentarios
de los países del Mediterráneo, como el nuestro, han evolucionado
desde un patrón dietético tradicional, del ámbito rural, hacia patrones distintos que
se identifican con lo que es una sociedad moderna, industrial y urbana.
Desde
los años 60 hasta nuestros días nuestro contexto social, laboral y
nuestro estilo de vida han cambiado considerablemente, y esto ha
repercutido de forma contundente en nuestra manera de comer. La Dieta
Mediterránea se desdibuja en una sociedad que cada vez se distancia
más de sus valores: alto consumo de verduras, legumbres, frutas,
frutos secos y cereales integrales, presencia habitual del pescado, bajo o moderado de lácteos y carnes, consumo regular de vino
en pequeñas cantidades y uso diario de ajo, cebolla, especias y de
aceite de oliva tanto para aliñar como para cocinar.
En la
actualidad tomamos más grasas, en general, y más grasas saturadas,
en particular, ya que comemos más alimentos de origen animal que
hace unas décadas, a la vez que también ingerimos menos hidratos de
carbono complejos (cereales, patatas, legumbres...) y menos fibra (frutas, verduras, legumbres...). También, por comodidad la población
actual toma menos alimentos frescos y más alimentos elaborados y
precocinados, cosa que también favorece la ingesta de grasas
saturadas y trans. Además, hemos perdido riqueza en micronutrientes,
pues nuestra dieta se ha vuelto menos rica en los alimentos que la
contienen.
Otros cambios también están afectando a las costumbres
alrededor de la mesa, pues cada vez comemos más fuera de casa, menos
en compañía de la familia o amigos y además las comidas duran cada
vez menos tiempo. Y por supuesto, ya no queda lugar para la
tradicional siesta. Y es que todos estos cambios vienen asociados a
otros muy importantes como es la disminución en la actividad física
diaria, el incremento del grado de estrés y la falta de horas de
sueño. Todo ello favorece un contexto peor para la salud,
incrementando el riesgo de padecer algunas enfermedades crónicas,
como las cardiovasculares, la diabetes, la osteoporosis, algunos
tipos de cáncer, trastornos del sistema inmunitario, etc.
¿Qué hacemos entonces? Se nos
plantea un nuevo reto como sociedad. Ya que ahora sabemos más sobre cómo cuidar nuestra salud y mejorar nuestra calidad de vida, tenemos la oportunidad de ser abanderados de la Dieta Mediterránea haciendo uso de ella a diario. Os recomendamos darle un vistazo a la nueva pirámide de la Dieta Mediterránea adaptada a nuestros tiempos modernos ;-)
Y si tenéis dudas siempre podéis consultar a: Equipo Gana Nutrición
Y si tenéis dudas siempre podéis consultar a: Equipo Gana Nutrición
Jornada Dieta Mediterránea en Alcanar, 25-26 Mayo 2013. (Programa)
Rueda de prensa presentación de la Jornada:
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