lunes, 21 de diciembre de 2015

INFORMACIÓN SOBRE ALÉRGENOS EN LOS RESTAURANTES

La normativa alimentaria actual ha cambiado considerablemente el panorama en cuanto a información al consumidor, sobre todo en dos aspectos, uno en lo que se refiere a la información facilitada sobre ingredientes alergénicos y el otro sobre la información nutricional de los productos. Ambas son ahora obligatorias, la primera para todos los alimentos, incluso los no envasados que incluyen los que se sirven en los restaurantes, y la segunda con algunas excepciones, entre ellas los complementos alimenticios y los alimentos no envasados.

Desde hace un año se aplica el Reglamento 1169/2011 también a restaurantes, cafeterías y cualquier otro negocio que sirva comida a sus clientes. Esto trasciende sobre todo en lo que se refiere a la información obligatoria sobre alérgenos que, según el artículo 44, también debe facilitarse al consumidor en estos establecimientos. En alimentos envasados es sencillo pues los propios envases y etiquetas hacen de soporte para esta información, pero en los alimentos no envasados es necesario buscar otras vías. En general, según este reglamento la información obligatoria debe estar disponible y fácilmente accesible. Y esto es tanto así, que, incluso en los alimentos que se venden a distancia (online), dicha información debe estar disponible antes de que el consumidor realice la compra y figurará en el soporte de venta o en los medios que la empresa considere oportunos. La esencia es que el consumidor sepa qué alérgenos tienen los alimentos que va a comprar o a consumir antes de tomar la decisión de compra y, obviamente también en el momento en que recibe el producto. En los restaurantes es muy similar.

Para complementar el Reglamento1169/2011, la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria y Nutrición(AECOSAN), publicó este año el Real Decreto 126/2015 que da algo más de detalle de los requisitos para los alimentos no envasados, incluidos los ofrecidos en restaurantes, cafeterías, comedores, etc. Esta norma reitera que la información sobre alérgenos debe estar disponible antes del momento de la compra o de la elección del plato, en el caso de los restaurantes, y especifica que se puede informar de manera oral mientras el establecimiento tenga un registro documental disponible para consultar por quien lo requiera (clientes, personal propio, Autoridades, etc).

Esta normativa supone un cambio muy importante en la gestión de restaurantes que, además del trabajo habitual, tienen ahora que elaborar un registro documental de todos los ingredientes de sus recetas y  preparaciones para poder conocer al detalle los alérgenos que tiene, o no tiene, cada plato ofrecido. Además, el personal tiene que estar bien informado de todo ello y poder informar adecuadamente a los clientes alérgicos para que puedan escoger adecuadamente sus menús. Pero esto no es todo, tal y como dice la AECOSAN, en su guía de aplicación del Reglamento y del Real Decreto, no se puede informar que se desconocen los alérgenos de los alimentos que se ofrecen y tampoco se admite informar de manera genérica sobre que todos los alimentos que se suministran pueden contener alérgenos. También, si un alérgico solicita un alimento que no contenga un ingrediente que le puede causar un problema de salud (reacción alérgica), no se le puede informar que se le puede suministrar si el restaurante no está completamente seguro de que dicho ingrediente no estará en el alimento o en el plato, ni siquiera por contaminación cruzada (producida durante la elaboración). De manera, que esto obliga al establecimiento a tener, además de las fichas de sus platos, un buen sistema de gestión de la cocina para control de presencia de alérgenos (que tiene qu estar basado en el sistema de APPCC -análisis de peligros y puntos de control crítico- como en el resto de la industria alimentaria).

¿Qué implica todo esto? Aunque obviamente esto supone muchas más facilidades para que las personas con alergias puedan comer fuera de casa con mayor seguridad, para el restaurante implica mucha más responsabilidad y más trabajo de gestión. Un consejo que puede facilitar este control, es la especialización. Si el restaurante tiene bien definidos cuáles son los platos que ofrece habitualmente, ya sea en sus cartas o en sus menús, el método de elaboración y los ingredientes que utiliza, será más fácil elaborar y sobre todo mantener una gestión que asegure un buen control y también una buena información sobre alérgenos. 

Para todo ello los restaurantes se han puesto a trabajar con su propio personal, o con la ayuda de profesionales externos como asesores, e incluso también con algunas prácticas herramientas que facilitan la implementación de toda esta normativa, como por ejemplo la que ofrece cartaON

Laura Isabel Arranz
@GanaNutricion
@LauraIArranz

viernes, 4 de diciembre de 2015

¿SON TODAS LAS CALORÍAS IGUALES?

Todos sabemos que comer demasiado de según qué alimentos puede ser contraproducente para nuestra salud y para nuestro peso corporal. Si pensamos en cuidarnos, seguramente nos vienen a la cabeza ideas como no pasarnos de las calorías que necesitamos, no comer alimentos demasiado ricos en grasas o azúcares y tomar cada día frutas y verduras. Y realmente detrás de todo esto hay una explicación que seguro os motivará para mejorar vuestra alimentación y también la de vuestros hijos o incluso la de vuestros clientes si sois un restaurante.

Si os regalasen una planta de esas que hay que regar muy poquito, seguro que no se os ocurriría echarle una botella de agua cada día. O si cultivarais un huerto, seguro que procuraríais tener un terreno rico en nutrientes o lo abonaríais para que vuestros tomatitos salieran estupendos. Todo esto es evidente. Sin embargo, estas evidencias a veces no son tales cuando se refiere a nuestra salud, o por lo menos no las aplicamos tanto. Nuestro cuerpo es muy complejo y en nuestros platos debe haber una multitud de sustancias y elementos para que pueda funcionar correctamente, es decir, para que nos encontremos bien y llenos de vitalidad. 

Debemos tomar hidratos de carbono, proteínas, algo de grasas, muchas vitaminas y minerales y también otras sustancias como la fibra y los antioxidantes que, curiosamente, se encuentran solo en los alimentos vegetales. Si comemos equilibrado y sobre todo variado podemos conseguir todos estos elementos imprescindibles. 

Pues bien, pasemos un poco de la teoría a la práctica. ¿Cómo podemos añadir densidad nutricional a nuestra dieta sin pasarnos de calorías? Imaginad por ejemplo que estáis preparando un bocadillo para un almuerzo o una merienda. Para hacerlo más saludable podemos hacer varias cosas: una por ejemplo utilizar pan integral o pan de centeno ya que así tendrá más fibra, otra sería escoger un pan de nueces que aportará además el omega-3 de los frutos secos, y otra sería añadiendo pan rallado y aceite de oliva virgen extra para incorporar más vitaminas y antioxidantes.

Y, ¿sabéis qué? Lo mejor es que, además de mejorar nutricionalmente, estará más bueno. 

 Con unas comparativas también lo veremos rápido. Un dulce tipo “donut” tiene más calorías que 300 gramos de uvas, un puñadito de gominolas tienen las mismas calorías que un buen bol de fruta fresca, y una simple bolsita de patatas chips o snacks similares también es más calórico que un generoso puñado de frutos secos. Entonces, ¿qué nos merece más la pena comer? Está muy claro sabiendo que las primeras opciones de estos ejemplos tienen poco más que calorías, grasas y azúcares, pero que las segundas están llenas de vitaminas, minerales, antioxidantes, fibras, etc. Es por eso que no solo importante las calorías que tomamos sino de qué alimentos provienen. 

Y un método rápido para saber si un plato, una comida o una dieta son ricas en nutrientes, es fijarse en cuantos alimentos no procesados de diferentes colores tomamos.

Laura Isabel Arranz
@LauraIArranz